Estrés: Comprendiéndolo y Aprendiendo a Gestionarlo

El estrés puede manifestarse de muchas formas y, cuando se vuelve crónico, afecta nuestro bienestar físico y mental. En mi caso, el estrés se originó por una autoexigencia excesiva, impulsada por heridas emocionales no trabajadas, como el rechazo, el abandono y la injusticia. Durante años, busqué ser perfecta en todo para evitar el rechazo y complacer a las figuras de autoridad en mi entorno. Esta sobrecarga me llevó a ignorar mis propias necesidades y deseos, hasta el punto de sentir que no tenía voz en mi propia vida.

Con el tiempo, esta dinámica afectó mi salud. Dejé de hacer ejercicio, me aislé socialmente y mi rutina se limitaba a trabajar, comer y dormir. Como resultado, subí de peso y mi cuerpo comenzó a enviarme señales de alerta a través de enfermedades: alergias cutáneas, gastritis, problemas de columna y constantes migrañas. En un principio, creí que el problema era mi trabajo y renuncié, lo que alivió algunos síntomas. Sin embargo, no había abordado la raíz del problema, por lo que seguía estresada y enferma. ¿Te identificas con algo de esto?, sigue leyendo.

¿Cómo afecta el estrés a nuestro cuerpo?

Investigar sobre el estrés me llevó a comprender cómo nuestro cuerpo responde cuando está en un estado constante de alerta. En este estado, la energía se dirige a las extremidades, preparándonos para huir o luchar, y como consecuencia, el sistema digestivo queda relegado. Esto explica por qué muchas personas con estrés crónico presentan problemas digestivos, falta de apetito e incluso retención de líquidos y aumento de peso.

Además, el estrés activa la producción de cortisol, una hormona que en niveles elevados puede afectar el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a enfermedades. También influye en el sistema nervioso, generando tensión muscular, dolores de cabeza y problemas de sueño. En casos prolongados, el estrés crónico puede contribuir a enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos y debilitamiento del sistema inmune.

Cuando me dijeron que «lo que me engordaba no era la comida, sino el estrés», comencé a ser más consciente de mi cuerpo y sus respuestas. Me di cuenta de que incluso viendo televisión, mis manos y mi mandíbula se tensionaban. Aprender a relajarme fue clave para empezar a sanar.

Estrategias que me ayudaron a gestionar el estrés

1. Respiración y Meditación

Las meditaciones fueron fundamentales para reducir la tensión y aliviar mis migrañas. Practicarlas unos minutos después del almuerzo en el trabajo me ayudó a calmarme y recuperar energía. También empecé a notar cómo la respiración consciente podía relajarme en momentos de tensión.

Una técnica efectiva es la Técnica del Cuadrado, que consiste en: inhalar en 4 tiempos, retener el aire por 4 segundos, exhalar en 4 tiempos y esperar 4 segundos antes de repetir el ciclo. Esta práctica ayuda a calmar el sistema nervioso y reducir la ansiedad.

Para quienes no tienen práctica en la meditación, en YouTube se pueden encontrar meditaciones guiadas de 5 a 10 minutos, ideales para relajarse y empezar a incorporarlas en la rutina diaria.

2. Movimiento y Ejercicio

Volver a hacer ejercicio fue clave. A pesar del cansancio, ir a clases de zumba, natación o vóley me ayudó a liberar la mente y disminuir el estrés acumulado. Además, dentro de mi jornada laboral, pequeños estiramientos y pausas para tomar un café o una aromática me permitieron despejarme.

Cada persona puede practicar el deporte, la rutina o el ejercicio de su preferencia. Lo ideal es mover el cuerpo de alguna forma, incluso si solo se comienza con caminatas. Dar el primer paso es lo importante.

3. Desconectar con Actividades Placenteras

Para salir del estado de alerta constante, empecé a hacer actividades que me permitieran desconectar: leer, dar paseos, jugar con mis mascotas y hacer manualidades. Estas pequeñas acciones me ayudaron a equilibrar mi día a día y darle un respiro a mi mente.

¿Qué actividades te gustan? Una de mis coachs me enseñó a hacer un cronograma semanal en donde debía incluir todas mis actividades, no solo las responsabilidades, sino también aquellas que me brindaban tiempo para mí. No debían ser acciones básicas como dormir, comer o ir al baño, sino actividades que realmente disfrutara. La clave era asignarles un espacio en la agenda, ya fuera media hora al día o un bloque de tiempo a la semana, y cumplirlo con la misma disciplina con la que cumplimos compromisos laborales o familiares.

4. Terapia y Trabajo Emocional

Comencé a trabajar mis heridas emocionales con mi coach Claudia Páramo Biocoach (Instagram), enfocándome en mi autoestima y en aprender a establecer límites. Aunque la autoexigencia sigue siendo un reto, hoy tengo más herramientas para gestionarla sin que afecte mi salud.

Es fundamental buscar ayuda en estos temas. Así como cuando nos enfermamos físicamente vamos al doctor, existen profesionales que pueden apoyarnos en la salud mental sin juzgarnos. Ellos ayudan a que nos conozcamos mejor, a ver las cosas desde otra perspectiva y a mejorar como personas.

5. Uso de aceites escenciales

En los días más pesados, el uso de aceites esenciales también me ayudó a relajarme. Aplicarlos en las muñecas o difundirlos en mi espacio de trabajo generaba un ambiente más tranquilo y me ayudaba a mantener el enfoque sin sentirme abrumada.

En particular, los aceites esenciales de DoTerra han demostrado ser efectivos para el manejo del estrés, proporcionando bienestar y relajación de manera natural, te dejo algunos de mis recomendados.

  • Lavanda: tiene propiedades calmantes, relajantes y equilibrantes. También, tiene efecto calmante, relaja músculos y es una excelente opción en casos de estados de ansiedad y estrés.
  • Sandalo: ayuda a relajarse en situaciones de tensión y agresión, depresión e insomnio, ya que tiene la capacidad de influir en nuestro estado de ánimo.
  • Copaiba: Su aroma cálido y reconfortante puede ayudar a calmar la mente y el cuerpo.
  • Salvia: La Salvia es conocida por su facilidad para promover un estado mental libre de tensiones y promover la tranquilidad emocional.
  • Bergamota: es un excelente aceite que permitirá experimentar momentos de relajación en casos de ansiedad, depresión y tensión nerviosa disminuyendo al mismo tiempo la sensación de fatiga.
  • Romero: es excelente para aliviar tensiones musculares. Sus propiedades ayudan a relajar el cuerpo.

Si quieres adquirir alguno de estos aceites lo podras hacer a través de nosotros en el botón de whatsApp 👇

Aprender a gestionar el estrés ha sido un proceso de autoconocimiento y transformación. Reconocer sus señales y tomar medidas para aliviarlo me permitió recuperar mi bienestar físico y mental. Si sientes que el estrés te está afectando, empieza por pequeños cambios: respira profundo, muévete, date un respiro y busca apoyo. Tu salud y tu paz mental lo agradecerán.

💬 Para cerrar…

Gracias por tomarte el tiempo de leer hasta aquí.
Este artículo ha sido escrito desde mi experiencia personal, no desde un rol profesional en salud mental. No soy psicóloga ni terapeuta, solo una persona que atravesó procesos emocionales muy profundos y que decidió compartir lo que le funcionó, con la esperanza de que pueda servirle a alguien más.

Si sientes que este contenido puede ayudar a otra persona que esté pasando por un momento difícil, te invito a compartir esta página. A veces una palabra, una historia o una herramienta puede hacer la diferencia en la vida de alguien.

También puedes seguirme en redes sociales para más contenido, reflexiones y recursos que nacen desde el corazón.
Gracias por estar aquí. No estás sol@.